domingo, 5 de mayo de 2013

despues de un laaaaaaargo tiempo, me e acordado de mi querido blog, y del libro que habia dejado olvidado, sin mas demora aqui les dejo el siguiente capitulo.


Capitulo 4

Alice se sentía completamente choqueada, no sabia como había obtenido toda esa información Alexander.
-a lo mejor solo adivino Aly, no creo que el sea un psicópata o algo por el estilo- le decía Cat tratando de  animarla.
-Cat- decía Alice temblando.
 -juro que si fuera como dices estaría mas aliviada y no sabes cuanto deseo que el solo allá “adivinado”, pero no, el sabia todo, exactamente todo, como crecí, donde y con quien e vivido y lo peor de todo sabia de… Alex- decía cada vez mas bajo.
-pero si piensas Alice, a lo mejor el tubo una infancia parecida a ti y lo con respecta a Alex, acuérdate que hace cinco años salio en los diarios su desaparición y que hace tres años atrás se le dio por muerto- le decía Cat de la mejor forma para que así Alice no se sintiera mal.

*no, era imposible que él allá sabido de esa forma de su hermano, mas encima él no dijo, por lo menos yo no ando comparando a la gente con mi hermano muerto, el claramente dijo desaparecido, y la única persona que sabia fielmente que él no había fallecido era yo, ya que somos gemelos tenemos un tipo de extraño lazo, yo seria la primera en enterarme si algo le llegara a pasar ya que igual lo sentiría, como cuando éramos pequeños él había ido de campamento con su curso y  sentí como mi brazo me palpitaba asta el punto que llegue a gritar de dolor, mi abuelo se había preocupado tanto que me llevo al hospital y me encontraron una fractura, cosa que era imposible ya que no había forma que me la allá echo solo pasándole una llave inglesa a mi abuelo, es misma tarde, mi hermano regreso a la casa por una fractura que se había causado trepando un árbol. Por eso mismo digo que si él hubiese muerto ya lo sabría, ya que yo igual me hubiera ido*

Alice no se había dado cuenta que Cat la había metido dentro del coche y que la había llevado a casa.
-segura que vas a estar bien Alice- le decía Cat muy preocupada.
-segura y si me siento mal te llamare- le dijo Aly forzando una sonrisa.
-cualquier cosa haces la súper señal y yo apareceré como batychica a rescatarte- le dijo Cat.
Y ante tal comentario ambas amigas se pusieron a reír, una vez que seso su risa Alice se despidió de Catalina y entro a su casa, cerro la puerta y subió las escaleras, abrió la puerta de su habitación y se quito toda la ropa, se sentía sucia, como si al recordar todas esas cosas le tiraran tierra. Camino asta el baño y abrió la llave caliente de la tina, se metió dentro de ella y no podía dejar de evitar recordar lo que había pasado en clases de biología, se le pasaban las imágenes una tras otra, así que también abrió la llave de la ducha, solo quería dejar de pensar, tan solo quería tener la mente en blanco por una vez en su vida. Se quedo ahí dentro de la tina asta que el agua se enfrío y empezó a temblar, saco una toalla y se seco rápidamente, agarro uno de sus camisones y se lo puso, se acerco al calefactor y lo dejo activado a una temperatura agradable y para que se apagara al día siguiente, se acerco mientras que arrastraba sus pies por el suelo asta su cama. Realmente no le importaba si todavía no había anochecido, solamente quería descansar por el día que le había tocado, así que cerró lentamente sus ojos asta que se quedo dormida.







                               *-*-*-*-*-*

-¿a qué no me atrapas Aly?- decía Alex mientras corría de un lugar a otro.
-espera Alex, no vallas tan rápido-
Alice trataba de seguirle el paso a su hermano, pero se le hacia difícil.
-abuelo ¿has visto a Alex, no lo encuentro?- decía la pequeña niña de ojos zafiro.
-m… no, no lo e visto- decía el anciano mientras se limpiaba las manos llenas de aceite de motor, con un trapo viejo.
-Huh, me ha vuelto a dejar atrás, siempre hace eso- decía la pequeña niña mientras daba pequeños golpecitos con el pie.
-no te preocupes, seguro que vuelve rápido- decía mientras le acariciaba el cabello a su nieta, con una suave sonrisa en su cara.
A lo lejos se podía distinguir a una persona de cabello negro que corría a gran velocidad hacia ellos, pero no se encontraba sola, detrás del niño venían dos personas más, pero como se hallaban muy lejos Alice no los pudo distinguir.
-Aly ¿por qué no me seguiste?- decía su pequeño hermano con el pelo desordenado y las mejillas rojas, por tanto correr.
-lo siento- decía la pequeña niña mientras se arrojaba a los brazos de su hermano.
-no me vuelvas a preocupar así, Alicia- le dijo muy serio Alex.
-lo juro no lo vuelvo hacer, pero… Alex ¿Quiénes son ellos?- decía la niña señalando a la pareja que se encontraban a unos metros de distancia de ellos.
-son amigos- dijo el niño soltándose de su hermana mientras sonreía de oreja a oreja.
-si somos amigos pequeña- decía la mujer de cabellos rojizos.
-si no les molesta necesitamos hablar con su abuelo un momento- decía el hombre alto de cabello castaño.
-abuelo…- dijeron los niños mientras le tiraban la camisa a cada lado.
-esta bien niños entren a la casa, mientras yo hablo con los señores- decía el anciano con una sonrisa torcida.
Los niños no entendían que estaba sucediendo, pero como su abuelo les había dicho que entraran, eso hicieron. Ambos pequeños se miraron por un momento, como si se estuvieran leyendo las mentes, se tomaron de las manos y se fueron corriendo asta que entraron a la casa.
-¿Qué crees que quieran esos señores Alex?- decía la niña algo inquieta.
-no lo se, pero sea lo que sea que quieran el abuelo no se los dará-
Alex fue a la cocina, dejando a Alice sola en la sala de estar, ella estaba preocupada, su abuelo estaba tardando demasiado.
La niña completamente impaciente, se dirigió a la ventana y corrió levemente la cortina, para ver que estaba sucediendo afuera.
-entréganos los- decía la mujer.
-no lo are, ellos no tienen nada que ver con esto- les decía serio el abuelo.
-tienen mas que ver en esto que tú Malcom, entréganos los de una vez antes que las cosas se pongan mal- decía el hombre algo impaciente.
-no lo are, ellos son completamente normales, son iguales a ustedes, iguales a mi, iguales a sus padres- decía el anciano con poco aire.
-¡Mientes! No son iguales a nosotros, por lómenos no él niño, el no es igual, puedo percibirlo-
-¿¡como!?- decía el caballero desconcertado.
-si, su aroma es diferente al de Malcom o a usted señor-
-¿estas completamente segura? Y que pasa con la niña ¿ella igual huele diferente o no?- decía el hombro mirando fijamente a la mujer de cabellos de fuego.
La mujer no alcanzo a responder, ya que vislumbro que alguien los estaba observando hacia un rato.
-es mejor que no vallamos señor- decía la mujer mientras agarraba su brazo.
-no vemos Malcom- al hombre se le ponían cada vez más oscuros los ojos con cada palabra que decía.
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